Idioma: Siapede (Wamuna o Epena), que significa “voz de caña brava”, y el
castellano (como segunda lengua). Aproximadamente el 50% de la población es
bilingüe funcional.
Población: Su población es de aproximadamente de 300 habitantes, que conforman 80
familias y alrededor de 60 viviendas.
Vivienda: La luna tiñe de plata las viviendas, cubiertas por hojas secas de plátano,
de esta comunidad que carece de luz eléctrica y tiene en el río Cayapas la
única vía de comunicación.
Actividades y Economía: Su economía se basa en actividades artesanía y la
agricultura, en pequeñas fincas familiares, en la recolección, la pesca y la
caza para el autoconsumo; más enfocada hacia el mercado está la artesanía,
principalmente cestería; además existe un buen número de personas que trabajan
como asalariados en grandes fincas agrícolas de la zona y en empresas madereras.
Por lo general tienen cultivos de ciclo corto
y largo y animales menores. La pesca la realizan con métodos ancestrales como
las tres redes, veneno, dinamita, anzuelo, fisga, trampa, siendo los últimos
tres los más usados. La cacería de guanta, guatusa, monos y zaínos realizada
por los Epera está escaseando debido al incremento de la población y a la
introducción de nuevos instrumentos de cacería.
Existe una
diferenciación de género marcada en las actividades productivas; la mujer,
además de asumir las actividades reproductivas y domésticas se involucra en las
agrícolas (siembra) y en la pesca con canasta. Los hombres, además de someterse
al régimen asalariado en las fincas, se encargan del desbroce del terreno,
deshierbe así como la cosecha y comercialización; los hombres son los únicos
que pueden ser jornaleros.
Áreas naturales protegidas y territorios: La partida de guanta,
guatusa y monos realizada por los Epera está en caída debido al aumento de la
población. En cuanto a los árboles, existe una racional explotación de los
bosques de las elevaciones menores de sus reservas. Estos son consumidos en la
fabricación artesanal de canoas.
Cosmovisión y Cultura: Justicia propia.- Los Epera se rigen por un sistema de justicia comunitario. Una asamblea analiza los casos y determina los castigos, que se aplican desde los 12 años. Van desde trabajos comunitarios y castigos con látigo, hasta la expulsión. Si el delito es grave el caso pasa a la justicia regular. Matrimonios a la antigua.- Las parejas que deciden unirse informan a los padres, quienes dan su aprobación. La mayoría se une desde los 14 años. Tener más hijos garantiza más tierras para trabajar
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