Los Shuar son el
pueblo amazónico más numeroso (aproximadamente de 80.000 individuos). Los Shuar
habitan entre las selvas del Perú y Ecuador. Usualmente llamados Jívaros, la
palabra jívaro es una deformación de la palabra "xivar" que en lengua
shuar significa "gente".
Ubicación: El territorio
tradicional no está bien delimitado, se supone que se encuentra por las
estribaciones de la Cordillera hacia el oeste y se extiende hasta las cuencas
del río Pastaza, Upano, Zamora y parte de los tributarios del Morona de los
cuales se encuentran en Ecuador, pero también hay grandes concentraciones de
Shuar en territorio Peruano al norte de sus departamentos amazónicos.
Idioma: Shuar Chicham
Población: Aproximadamente
110.000 habitantes
Vestimenta: La vestimenta de los
hombres se denomina “itip, es una falda hecha a base de algodón y usualmente
los hombres de un alto rango social llevan en su cabeza un “tawashap”, que es
una corona hecha a base de plumas del tucán. Las mujeres visten una chusma
hecha a base de algodón y se adorna con un sin numero de collares y pulseras
elaborados a base de plumas, semillas, picos de aves, huesos de mamíferos
pequeños.
Vivienda: La casa usualmente
esta localizada en el centro de la huerta, cerca de un riachuelo, nunca se
ubican a las riberas de un gran río porque resultaría muy peligroso. Es de
forma elíptica, su tamaño varía de acuredo al número de coesposas que tenga el
dueño. Hacer una casa es tarea dura y compleja. Implica cortar y transportar enormes troncos de
palemera y bambú, con los que se amarran las paredes, y las hojas de palmera con
las que se entretejerá eltecho. En total se calcula unas 150 jornadas de
trabajo, aunque esto depende del número de personas que colaboresn. La casa
puede tomar entre 3 a 9 meses.
La casa tiene una
división de espacio que toma en cuaenta el sexo del los miembros de las
familias. Los hombres se ubican en el extremo denominado “tankamash” “hacia río
arriba”. Y las mujeres en el extremo “ ekent”, o “río abajo”. En cada extremo
hay una puerta. El espacio de los hombres excluye totalmente a las mujeres. El ekent,
en cambio, es el espacio femenino. Se subdivide en los espacios ocupados por
cada una de las coesposas, cuyo centro es la cama p peak. Allí es donde cada
mujer recibe a su esposo, pues este rota equitativamente por todos los peaks de
sus esposas. En cada peak existe un fogón.
Áreas
Naturales Protegidas y Territorios
El Estado declaró en
una parte de su territorio la creación del Parque Nacional Sangay,
encontrándose algunas comunidades a su interior y en la zona de influencia.
Algunos centros Shuar están ubicados también en la zona de influencia del
Parque Nacional Podocarpus y de la Reserva Faunística del Cuyabeno.
Cosmovisión: La creencia Shuar esta representada por una trilogía
"Arutam" (Dios supremo de los Shuar), "Aents" (persona) y
"Nunka" (tierra).
"Arutam" se
encuentra en las cascadas sagradas y es venerado por los Shuar con la finalidad
de obtener energía positiva, poderes de
la sobrevivencia y purificar el cuerpo, de esta manera se eliminan las energía
negativas, este acto ritual se realiza con los jóvenes durante el periodo de la
iniciación
"Aents"
comprende el hombre racional, inteligente y creativo que se relaciona con el
cosmos de manera armónica y respetuosa.
"Nunka" se
refiere a la madre naturaleza, prodigiosa, benigna y protectora que da todo lo
que necesita al hombre y a la mujer Shuar.
La comprensión del
Tiempo Espacio: Los seres humanos han
interpretado los signos de la naturaleza tratando de comprender su verdadera
significación. Asi lograron entender que la naturaleza no es estática, sino que
se mueve y es dinámica, comparándola con un caracol que gira de manera espiral
y abierta.
La comprensión cíclica
del tiempo – espacio, permitió girar la vida histórica de los Shuar en una sola
dimensión a diferencia de la concepción occidental que “ha fragmentado el
tiempo y espacio como dos dimensiones”. El hombre andino se ha mantenido en su
pensamiento, en su lengua, ritualidad y forma de vida, la noción de que estos
son dos factores inherentemente unidos en el flujo de la existencia universal.
Las relaciones espacio-temporales al ser concebida de manera unitaria expresan
un permanente movimiento puesto que el tiempo transcurre y con el
simultáneamente el espacio.
Con la percepción
cíclica que se tiene del mundo, las culturas de América han logrado elaborar un
calendario solar arqueológico que les permitió a manejar de manera científica y
con cierta exactitud. En el pueblo Shuar el manejo tiempo-temporal permitió
organizar las actividades agrícolas, de caza, pesca y la celebración de las
fiestas.
La Cultura Shuar
engloba la dimensión total del tiempo y espacio denominandola
"Tsawant" y no tiene tiempos prefijados.
Los conocimientos
astronómicos les permitieron organizar el uso y manejo de los tiempos,
partiendo de la observación directa de los astros.
Todos los saberes,
ritos, costumbres, creencias y conocimientos científicos giran en torno a esta
cosmovisión.
Fiestas y Ritos
Entre las fiestas que
adoptaron de sus ancestros y que aun practican en la mayoría de sus comunidades
Shuar, podemos señalar:
• La Fiesta de la Chonta, que por lo general se celebra cada
año en el mes de agosto por la prosperidad conseguida a lo largo de este tiempo,
en cuanto a siembra, cosecha y al ciclo vital de las personas.
La mayoría de las
personas expresan que esta celebración es de carácter social y comunitario en
la que todos participan para rendir agradecimiento por la satisfacción de las
necesidades más vitales conseguidas por el hombre y la mujer Shuar durante el
año.
• El Rito de la
Cascada Sagrada: tiene una profunda significación en el pueblo Shuar, a través
de este rito solicitan al ser supremo Arutam, para que les otorgue poder,
energia positiva para su futura sobrevivencia.
• La celebración del
Rito de la Culebra: Esta practica cultural se realiza solamente cuando hay
mordedura de la culebra, conviertiendose en una ritualidad que tiene como
finalidad, rendir un homenaje por la salvacion de la muerte del accidentado y
para ahuyentar a las serpientes y evitar futuras mordeduras.
• Intervención del
Uwishin: es una persona sabia que se dedica a curar a los enfermos y a cuidar a los miembros que integran la
comunidad. Por ningun concepto el verdadero Uwishin causa daño al projimo,
salvo aquellos que lo ejercen por vengarse de conflictos generados por guerras
o discordias familiares. Tambien el Uwishim cumple el papel de identificar a
las personas que causan daño y les da instrucciones para que se prevengan de
sus enemigos.
• La Fiesta del
Ayahuasca que por lo general lo celebran en enero con la caminata a las
cascadas y montañas sagradas.
CABEZAS REDUCIDAS
Por cientos de años ningún extranjero se atrevió a penetrar los dominios de
los shuar. Se rumoraba que asesinaban a cualquier forastero que encontraban en
sus tierras. No sería sino hasta el siglo XIX que los misterios de los
cazadores de cabezas se revelarían al mundo. Aventureros europeos que se
adentraron en el Amazonas conocieron tribus que comerciaban con los shuar.
Pronto, un extraño y macabro obsequio comenzó a aparecer en los salones de moda
de la elite europea.
Cuando llegaron por primera vez a las capitales europeas, traídas por
viajeros provenientes del Amazonas, las cabezas reducidas causaron gran
sensación. Hay que tener en cuenta que era la época del circo de P. T. Barnum,
una época en la que gigantes, enanos, mujeres gordas o con barbas; en fin, todo
lo que fuera exótico y diferente, era presentado ante el público. Todo se
ocultaba en el sentido que eran tribus perdidas o personas desconocidas, así
que las cabezas reducidas encajaban muy bien dentro de esa clase de
curiosidades públicas, extrañas y grotescas. Habían relatos de cazadores
blancos que iban a una selva y volvían como cabezas reducidas. Existía un gran
interés por las cabezas de cabellos rubios o con barba.
En la época victoriana, los coleccionistas ricos que querían entretenerse
después de cenar sacaban de sus pulidos armarios sus cabezas-trofeos, compradas
a algún coleccionista que fue a la selva. Como resultado de esto, comenzó una
gran demanda por cabezas reducidas y los shuar empezaron a exportarlas, además
de coleccionarlas para fines rituales.
Para satisfacer la creciente demanda, los comerciantes comenzaron a comprar
y robar los cuerpos no reclamados de las diferentes morgues, luego reducían las
cabezas para venderlas a confiados coleccionistas. Los victorianos estaban
seguros de su superioridad sobre los salvajes reductores de cabezas. Mientras
tanto, promovían el comercio de cabezas reducidas.
Los científicos de la época se preguntaban acerca de las técnicas de
reducción de cabezas. La primera presentación de una cabeza reducida a una
sociedad científica fue en 1862, esto fue en la Sociedad Antropológica de
París. Lo milagroso y emocionante de esto para la sociedad era el hecho de cómo
un conjunto de personas primitivas de la selva podía reducir el tamaño de una
cabeza humana con tal perfección. Mucha de esa emoción se debía al hecho de que
la cabeza era reducida de un modo muy simétrico, astuto y nunca antes visto.
Cien años más tarde, el Occidente había aprendido mucho más acerca de la
reducción de cabezas. A medida que los occidentales establecieron pacíficos
contactos con los shuar, cineastas se apresuraron hacia el Amazonas para
explotar la fascinación del público por las cabezas reducidas. Por ser tan
sensacionalistas, estos documentales dieron a las audiencias del mundo su
primera visión de los misteriosos cazadores de cabezas del Ecuador.
Los cineastas estaban emocionados y los antropólogos pasaban el rato
cuestionando a los shuar. Así, pudieron encontrar respuestas a antiguos
enigmas. Un concepto errado muy común con respecto a las cabezas era que se
reducían con el cráneo y todo. Es un hecho que un cráneo humano no puede
reducirse, es hueso sólido así que ello no sería posible. La solución para esto
era bastante simple: la cabeza era separada del cuerpo y se efectuaba un corte
que se hacía, usualmente, desde la parte trasera del cráneo hasta la coronilla,
entonces la piel era despegada. En ese punto el cráneo ya no tenía ninguna utilidad
así que era sencillamente desechado. Luego, comenzaba el proceso de sumergir la
cabeza en agua próxima a hervir. El secreto era en dejar que el agua no
hirviese totalmente, pues el cabello se dañaría y caería. Después de retirar la
cabeza del agua próxima a hervir, se volteaba, y varias piedras calientes eran
colocadas dentro de ella. Entonces estas eran removidas cuando se enfriaban
para luego sustituirlas por otras nuevas y finalmente por arena caliente. Este
proceso continúa reduciendo la cabeza y la seca. Luego la cabeza es suspendida
sobre una hoguera humeante en la que se seca y reduce más su tamaño. Tan pronto
la cabeza ha sido colgada y secada es de aproximadamente la mitad del tamaño de
una cabeza humana normal.
No fue sino hasta mediados de la década del 50 que la ciencia resolvió el
misterio de cómo los shuar reducían las cabezas. Sin embargo, existían otras
incógnitas en este rompecabezas. De todas las tribus de cazadores de cabezas
conocidas por la ciencia sólo los shuar encogían las cabezas que coleccionaban
como trofeos. La explicación yacía en el mundo invisible de los espíritus de
los shuar y en el indescifrable código de venganza del Amazonas.
Por siglos la pasión de los shuar por la reducción de cabezas se mantuvo
como un misterio. Nadie se atrevió a entrar en sus territorios para conseguir
una explicación. Pero en el siglo XX, los visitantes comenzaron a entrar a los
dominios de los shuar. Los antropólogos pronto descubrieron por qué los
cazadores de cabezas no perdían tiempo para reducir la cabeza del enemigo.
Luego de reducir la piel a dimensiones minúsculas, los shuar cosían las
pestañas fuertemente y pegaban la apertura bucal usando espinas, como si
sellaran herméticamente la cabeza minúscula. Probablemente hacían esto para
detener la posible fuente de poder sobrenatural que creían habitaba en la
cabeza reducida, así prevenían que se escapara o escabullera; pues era una
fuerza peligrosa que, de no ser vigilada, arremetía contra la comunidad o
volvía para vengarse de su asesino.
Los shuar creían que en el momento en que un guerrero tomaba la vida de uno
de sus enemigos, el alma de este añoraba venganza. Sólo había una manera de
prevenir que un alma en pena realizara su terrible venganza, encogiendo la
cabeza de la víctima el alma quedaba atrapada dentro de esta antes de que
pudiera destruir al asesino o a su familia.
En los años 70, gracias a unas leyes promulgadas por el gobierno, la
cacería de cabezas llegó a su fin. Una forma de vida de miles de años de
antigüedad había desaparecido. La cacería de cabezas fue víctima de la
modernización. Muchos temen que los mismos shuar sean las próximas víctimas.
En años recientes las principales selvas del Amazonas se encuentran bajo el
feroz ataque de un nuevo y mortal enemigo: la codicia del mundo
industrializado. Cada año, 42 millones de acres de selva desaparecen para
siempre.
Como sus antiguos predecesores, los shuar de hoy en día están luchando por
sobrevivir, pero con una estrategia totalmente diferente. El plan de batalla de
la nueva generación shuar es pedir a los visitantes que los ayuden en sus
luchas por salvar sus tierras y su antigua cultura antes de que ambas sean
destruidas.
¿Podría ser que esta gente antigua nos recuerde algo que debido a nuestro
gran poder hemos olvidado? Muchos conocedores piensan que sí. Los shuar nos
dicen que no debemos ver al mundo como algo para usar y del cual abusar.
Debemos verlo como parte de nosotros, el medio ambiente no esta afuera de
nosotros, es lo que somos.
Aunque cada vez ganen más aliados, los shuar tienen un futuro incierto.
Ellos saben que pronto habrá más bocas hambrientas que alimentos para
compartir. Durante miles de años estos feroces guerreros del Amazonas jamás se
han tenido que someter a las reglas de los demás. Hoy están a la búsqueda de
nuevas y pacíficas formas de mantener el frágil balance entre su vida y su
entorno.
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